martes, 4 de mayo de 2010

A Antonio Pose Rodríguez


Vivimos en una sociedad tan viciada que un criminal se convierte en héroe. Hace unos días era un poeta mediocre, asesino de tres personas, el que cerraba un acto de homenaje al todavía juez Garzón.
Desde Argentina, la viuda del criminal Sánchez Bravo ha solicitado una reparación por la ejecución de su esposo. Las penas con pan son menos.
Fue la última persona ejecutada en España. No lo fue por nada, lo fue por asesinar a sangre fría, en compañía de sus compinches Manuel Cañaveras y Ramón García Sanz (tambien condenado a muerte) al teniente de la Guardia Civil Don Antonio Pose Rodríguez.
El teniente Antonio Pose era un oficial de tráfico de la Guardia Civil que cometió el delito de salir y entrar de su casa de uniforme. Cometió el delito de cruzarse en el camino de Sánchez Bravo y que este, al azar, le eligiese como vícitima; como si de un sangriento juego de roll con tintes políticos se tratase. Cometió el delito de ser fiel a una vocación de servicio a España y a sus ciudadanos. Le vigilaron durante varios días, comprobaron su rutina y acabaron asesinádole con una escopeta de cañones recortados y por la espalda bajo la ventana de su casa y ante los ojos atónitos de su esposa.
La célula criminal fue localizada y sus miembros detenidos, y tras un proceso, todos fueron condenados a muerte. Varios de ellos tuvieron la fortuna de ver conmutada su pena por la de prisión y los más directamente involucrados en el crimen fueron ejecutados.
La viuda de Sánchez Bravo, por vergüenza, tendría que haber estado callada, pero este gobierno le ha dado alas. Solicita una reparación y sin duda alguna y para bochorno de una sociedad cada vez más decadente, se la darán.
La viuda del teniente Pose habrá tenido que llorar mucho, lo haría por su esposo y, años despues, por tantos y tantos compañeros de este también asesinados y enterrados por la noche con funerales medio secretos. Habrá visto como muchos gobiernos menospreciaron su sacrificio hasta recibir un tardío reconocimiento y ahora, si aún vive, verá como se homenajea a los delincuentes que asesinaron a su esposo, se les laureará como luchadores por la libertad y se gratificará a sus viudas con medallas y pensiones.
Hoy son las viudas de los miembros del FRAP (grupo terrorista). Mañana serán las de los de ETA.
Sánchez Bravo era un asesino, un imbécil insensato e inconsciente al servicio de unos intereses espúreos. Incapáz de pensar en que, pese a su juventud, tenía una esposa y un hijo al que sacar adelante, obedeció las órdenes que unos canallas que, refugiados en cómodos apartamentos parisinos y subsidiados por la URSS y sus satélites, daban a unos cuantos jóvenes insensatos en España, sabedores de que, en el peor de los casos y al amparo de las leyes, acabarían ante un pelotón de fusilamiento.

Hoy me acuerdo de D. Antonio Pose Rodríguez, me acuerdo de su viuda y me acuerdo de tantos y tantos otros asesinados por canallas a los que hoy se homenajea, pública o secretamente, legal o ilegalmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario